-Pff!… otra vez un niño.-
-Vete ya.- dijo el otro.
Una pálida figura se levanto, tenia aspecto humano, lo que se podría decir, apuesto, excepto por sus ojos, que eran de un escarlata muy brillante y su piel era increíblemente pálida, con hermoso cabello negro y dentadura perfecta. Portaba consigo un reloj, oxidado y muy extraño, ya que solo tenía una manecilla y en lugar de números eran palabras, aunque no se distinguían por la antigüedad de la pieza.
Se levanto de lo que parecía un sofá, raido y sucio, dio unos pasos, se escucharon crujidos en el suelo, un suelo muy extraño, era brea lo que pisaba el extraño ente y cada paso que daba se escuchaba como si quebrara porcelana. El ser inspecciono el lugar como buscando algo, era, a simple vista, una planicie extensa, todo iluminado por un sol hermoso que emanaba un calor reconfortante. Súbitamente apareció un circulo en el suelo y dentro se encontraba lo que parecía algún tipo de escritura muy extraña que comenzó a girar dentro del circulo, la figura entro en el y desapareció.
La lluvia caía sin cesar, un niño observaba por su ventana el caer de las gotas, hipnotizado por el repiqueteo de la lluvia. Su rostro se torno triste, salió corriendo rápidamente hacia las escaleras, las estaba subiendo rápidamente cuando tropezó y cayo rodando casi hasta la puerta de entrada. El niño, con su pequeña camisa amarilla manchada de sangre, llorando y gritando de dolor, de miedo.
-¡MAMI!,- grito el niño lleno de dolor.- ¡MAMA!- pero nadie contesto, arriba en el baño se encontraba la madre, con los ojos abiertos mirando el retrete, su cuerpo desnudo pendía de un cable atado a la regadera, sin saber que su hijo la llamaba.
La puerta de la entrada se abrió y el niño se sorprendió de que la gran puerta blanca se abriera sola ya que como dijo el “tengo 6 años y todavía no la puedo abrir”, el agonizante niño la miro fijamente esperando saber por que se abrió la puerta, sus respuestas fueron contestadas rápidamente.
Una figura alta, pálida, de ojos escarlatas entro y observo al niño tirado en el piso y bajo el una gran mancha de sangre.
-Me puedes ayudar, no me puedo mover y me duele mucho.- le dijo el niño desde el piso observándole directo a sus ojos.
-No puedo,- le respondió mientras lo rodeaba.- te tengo que llevar.-
-¿A dónde?- le pregunto el niño.
-No te puedo decir a donde, solo diré que vas a morir.-
-¿Y que es eso?-
-¿Qué?- se detuvo súbitamente y observo al niño, estaba desconcertado por la pregunta.
-¿Qué es morir?- dijo el niño haciendo una mueca de dolor.
-No, no estoy, muy, seguro.- nunca le habían hecho semejante pregunta, estaba realmente desconcertado, aunque el no lo sabia, solo se sentía extraño.
-Entonces, ¿Cómo sabes que moriré? Si no sabes lo que es morir.-
El ser se arrodillo junto al niño, se acerco a el, lo observo detenidamente con sus ojos escarlata, sus parpados se cerraron verticalmente, estaba realmente fascinado con aquel niño, ¿Cómo era posible que el niño le planteara semejante pregunta? Una pregunta que ni los adultos la hacen. Tomo la cabeza del niño, este grito de dolor, pero el no se detuvo, la giro con sus gélidas manos, primero a la izquierda, después a la derecha, nunca, en sus 150 años de vida le había interesado tanto un humano.
Mascara rosa
-
Te quiero no por quien eres sino por quien soy cuando estoy contigo.
En este punto de mi vida no sabría decirte si te quiero o no. Cada dia que
pasa me doy...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Somos principiantes, asi que tratanos bien bloggero.