domingo, 14 de marzo de 2010

Enjoy The Little Things

Yuki:

            Perdóname, perdóname por no darme cuenta. Siempre estuviste esperándome y nunca me di cuenta, estaba inmerso en mi mundo. Pero también comprende un poco, cuales eran las posibilidades de que alguien como tu se enamorara de alguien como yo, tienes que admitirlo es poco probable.
            Recuerdas cuando nos conocimos, casi no te hablaba, pero ahí estabas, que tonto fui, me arrepiento de no haberte hablado antes. Recuerdo, las mañanas, llegabas, tus ojos, fantásticos, por no decir mágicos ojos verdes. Impactantes.
            Fui tan egoísta, tan arrogante, no me di cuenta de lo que sentías por mí. Todas las señales, los detalles, no los detecte.
            Bien por aquel que te haga feliz, celos, me preguntaste que si sentía celos, claro que tengo celos, pero ¿que puedo hacer? Seria estúpido hacer algo. Aunque le agradezco al afortunado, le doy las gracias por hacerte feliz como yo nunca lo hice.
            Aun recuerdo tu hermosa figura, tus ojos verdes, hermosos, tu piel morena  y tu cabello, tu negro cabello. Me tengo que ir, mi tiempo se agota, solo te digo que, aproveches cada momento y oportunidad, se feliz.

Takashi

-¿Terminaste?-
-Si, vámonos.-
-Así solamente, no me pedirás que te deje con vida.-
-No tiene caso, he perdido lo que amo.-
-Pero ahí no se acaba, tienes que aprender a vivir, disfrutar los pequeños detalles de la vida, dar la cara a los problemas.-
-No tengo motivos para hacerlo.-
-Tienes que levantarte y afrontar los problemas, si no, significa que fuiste derrotado.-
-Ganador, perdedor, ¿Cuál es la diferencia si no la tengo a ella?-
-Diferencia, la diferencia radica en que lo sigas intentando, tal vez no con ella, no es la única en el mundo sabes.-
-Necesitaría alejarme de Fukuoka, para no ver cosas que me recuerdan a ella.-
-Entonces vete.-
-No es tan fácil.-
-No te entiendo humano, la naturaleza humana es complicada.-
-Quizás, pero, eso no te interesa, ¿o si?-
-No, para nada, pero…-
-No eres como lo esperaba.-
-¿A que te refieres?, humano.-
-Pensé que serias frio, sin sentimientos, tú sabes.-
-Soy un dios de la muerte, no un demonio.-
-Yo creí que…-
-Que importa lo que creas, ya te vas a morir.-
-Un momento, todavía no decido si moriré o no.-
-Claro que si, entonces ¿por que habría venido?, ya te vas a morir.-
-Pero, me da miedo morir.-
-No te preocupes, no se siente nada, es como antes de que nacieras.-
-Vaya, pero, bueno, al fin y al cabo nunca hice nada bueno en la vida.-
-Eso no es cierto, recuerdas hace año y medio cuando la anciana se cayo y todos se rieron, pero tu la ayudaste a levantar.-
-Si, lo recuerdo, ellos se burlaron de mí.-
-Y recuerda también como te sentiste al ayudarla.-
-Me sentí… bien.-
-Claro, sabes algo, te dire la verdad..-
-¿Qué verdad?-
-La verdad acerca de la vida.-
-Vaya, dime por favor.-
-La única verdad, es que la vida, en si misma, no tiene un propósito de ser.-
-No comprendo.-
-Naces, creces, mueres, eso es todo.-
-Entonces, ¿que sentido tiene todo esto?-
-Solo te digo, que la vida, aunque carezca de “sentido”, puede resultar muy interesante si decides seguir con ella.-
-Pero, Yuki, ¿y ella?-
-Que con ella.-
-Lo que siento por ella, quieres decir que es en vano todo el dolor que siento en este momento.-
-No, como te acabo de decir, esto de la vida es interesante, tómalo como un reto.-
-Entonces, la vida si tiene sentido.-
-No, no lo tiene.-
-Si, si lo tiene y ya se cual es.-
-Dímelo, quisiera escucharlo.-
-El propósito de la vida, es ese, vivir, simplemente eso, vivir la vida, llegar hasta el final y decir “te gane vida, llegue hasta aca” ese es el verdadero propósito y sentido de la vida.-
-No comprendo.-
-Es fácil, solamente hay que vivir la vida y disfrutar de los pequeños momentos.-
El joven se alejo del puente, tomo la carta y la hizo pedazos, el viento soplaba llevándoselos, las aves trinaban, el niño corría y los ancianos platicaban en la calle, un joven caminaba lentamente, observando todo lo que captaban sus ojos, sonreía, como si disfrutara el simple hecho de respirar.
Bajo el puente, sobre el agua, yacía un ser extraño, sentado, como pensando, pensando en cosas que quizás no comprendía, o tal vez en cosas sin sentido, de cualquier manera, nunca sabremos en que pensaba ese extraño ser, ni siquiera si en realidad estaba ahí.  
                                                                     

martes, 2 de marzo de 2010

Hermandad

Melissa caminó desprovista de lo que podría sucederle, observaba el entorno, era tranquilo, otoño, las hojas muertas crujían bajo sus pies. Recordaba su infancia al pasar junto al parque en el que jugó cuando era niña con su compañera de juegos. Observaba a la gente caminar, vivir su vida, por lo que pareciera ser feliz. Quería ser todo a la vez, desde el jardinero que le daba esa perfecta forma a los arbustos hasta aquél empresario trajeado que descansaba con su café en el suelo y su laptop en las piernas. Ella quería ser todo a la vez, "cuando fuera grande" como anhelaba esa frase, pues sus compañeros de clase la repetían constantemente. Ella no podía hacerlo, pues ése mismo día en casa había encontrado unos archivos ocultos en el closet de su madre sobre una extraña enfermedad de la cual desconocían el tratamiento para salvarle, su nombre resplandecía en aquella hoja terrorífica de color blanco "Melissa Frenshik Skardow". A su corta edad ella no podría haber entendido mas de un cuarto de las palabras que aquella nota redactaba, pero entendía lo suficiente como para saber que se trataba de ella, y de que moriría.

Empezó a redactar los momentos mas felices de su vida con el fin de inmortalizarlos, se esforzó tanto, desde anotar lo que ése mismo día había sentido, hasta lo ultimo que recordaba su mente, estaba muy concentrada, plasmó también algunos de sus cumpleaños favoritos y la navidad en que vio en persona a santa entrando a hurtadillas a la habitación de su madre para dejarle un enorme regalo envuelto en papel rojo con un listón plateado, después de plantarle un tierno beso en la mejilla sin despertarla, y aunque no sabía a dónde había ido su papá pues no se encontraba durmiendo con su madre aquél día ella prefirió guardar el secreto y no decírselo a su padre por miedo a que entrara en un ataque de celos y se decidiera a cazar a Santoclous la próxima navidad o electrificar la chimenea. También recordó una niña poco mayor que ella muy parecida con quien jugaba cuando niña, entre ésto y otras cosas era lo que ella escribía desesperadamente en su libreta de espiral. Al creer tenerlo casi listo decidió agregar unas cuantas fotografías y buscó en todos los libreros de la casa, encontró fotos de sus cumpleaños, encontró fotografías de sus últimas vacaciones y su primer visita al mar, encontró fotografías de su mejor amiga de la infancia, y encontró de familiares lejanos, aunque hubo una muy especial que le llamó mucho la atención... ésta estaba algo vieja y estaba escondida entre los pliegues de la pasta del álbum, era su madre, muy joven con dos bebés cargando, uno mayor que otro, ambos vestidos de rosa por lo que supuso que eran niñas. No supo quienes podrían ser así que ignoró la fotografía.

Su lista de recuerdos era grande, y al cabo de unos años cuando creyó haber escrito lo mas importante para ella decidió hablar con su mamá.

Melissa: -Mamá hay algo que quiero preguntarte
Madre de melissa- Dime hija
-¿Alguna vez enfermé de algo grave?
- Si querida, fue hace mucho tiempo
(a la señora se le ponían llorosos los ojos)
-¿Puedes decirle que era?
-Un problema del corazón. No creo que quieras saberlo pero puedo decirte que un angelito que te quería mucho te vino a salvar luego regresó al cielo.

Melissa al no entender la nada de lo que mencionaba su madre decidió leer nuevamente aquél archivo, pero ésta vez con mas calma. No podía creerlo, su enfermedad era real, pero encontró algo más, su fecha de nacimiento no coincidía con la del archivo ésta marcaba además de otro día y mes, dos años mayor que ella. Hablaba de un problema cardiaco, y un trnasplante de corazón de dos niñas, una de ellas tenía una enfermedad mortal, y la otra problemas en el corazón. Al parecer ella no era la de la enfermedad mortal por lo que le había contado su madre su problema era el cardiaco, alguien le había transplantado un corazón, alguien que moriría de igual forma. Siguió leyendo... Y comprendió todo.

Las fotografías con una niña, sus recuerdos de la infancia con su compañera de juegos, la fotografía de su madre con dos niñas. Ésa niña... era su hermana