domingo, 3 de abril de 2011

La caja.

Se encontraba la caja mirando a la gente,
un día común, ni muy frío ni muy caliente.

El mundo corría muy precipitado,
escuchaba sus pasos de lado a lado.

Nadie notaba a la caja inerte,
todos fingiendo llevar alta la frente.

La caja escuchaba, la caja reía,
la caja miraba, el sol de cada día.

Pateada por unos, orinada por otros,
escupida por mundos que no miraban sus ojos.

Contenedora de basura, poseedora de secretos,
gozaba la caja, de no poseer sus defectos.

Lluvia citadina, que el cielo lanzó,
las calles mojadas y la caja murió.

Finalmente en sus ruinas, podía pensar,
que bueno ser caja, y no un animal.

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