Yuki:
Perdóname, perdóname por no darme cuenta. Siempre estuviste esperándome y nunca me di cuenta, estaba inmerso en mi mundo. Pero también comprende un poco, cuales eran las posibilidades de que alguien como tu se enamorara de alguien como yo, tienes que admitirlo es poco probable.
Recuerdas cuando nos conocimos, casi no te hablaba, pero ahí estabas, que tonto fui, me arrepiento de no haberte hablado antes. Recuerdo, las mañanas, llegabas, tus ojos, fantásticos, por no decir mágicos ojos verdes. Impactantes.
Fui tan egoísta, tan arrogante, no me di cuenta de lo que sentías por mí. Todas las señales, los detalles, no los detecte.
Bien por aquel que te haga feliz, celos, me preguntaste que si sentía celos, claro que tengo celos, pero ¿que puedo hacer? Seria estúpido hacer algo. Aunque le agradezco al afortunado, le doy las gracias por hacerte feliz como yo nunca lo hice.
Aun recuerdo tu hermosa figura, tus ojos verdes, hermosos, tu piel morena y tu cabello, tu negro cabello. Me tengo que ir, mi tiempo se agota, solo te digo que, aproveches cada momento y oportunidad, se feliz.
Takashi
-¿Terminaste?-
-Si, vámonos.-
-Así solamente, no me pedirás que te deje con vida.-
-No tiene caso, he perdido lo que amo.-
-Pero ahí no se acaba, tienes que aprender a vivir, disfrutar los pequeños detalles de la vida, dar la cara a los problemas.-
-No tengo motivos para hacerlo.-
-Tienes que levantarte y afrontar los problemas, si no, significa que fuiste derrotado.-
-Ganador, perdedor, ¿Cuál es la diferencia si no la tengo a ella?-
-Diferencia, la diferencia radica en que lo sigas intentando, tal vez no con ella, no es la única en el mundo sabes.-
-Necesitaría alejarme de Fukuoka, para no ver cosas que me recuerdan a ella.-
-Entonces vete.-
-No es tan fácil.-
-No te entiendo humano, la naturaleza humana es complicada.-
-Quizás, pero, eso no te interesa, ¿o si?-
-No, para nada, pero…-
-No eres como lo esperaba.-
-¿A que te refieres?, humano.-
-Pensé que serias frio, sin sentimientos, tú sabes.-
-Soy un dios de la muerte, no un demonio.-
-Yo creí que…-
-Que importa lo que creas, ya te vas a morir.-
-Un momento, todavía no decido si moriré o no.-
-Claro que si, entonces ¿por que habría venido?, ya te vas a morir.-
-Pero, me da miedo morir.-
-No te preocupes, no se siente nada, es como antes de que nacieras.-
-Vaya, pero, bueno, al fin y al cabo nunca hice nada bueno en la vida.-
-Eso no es cierto, recuerdas hace año y medio cuando la anciana se cayo y todos se rieron, pero tu la ayudaste a levantar.-
-Si, lo recuerdo, ellos se burlaron de mí.-
-Y recuerda también como te sentiste al ayudarla.-
-Me sentí… bien.-
-Claro, sabes algo, te dire la verdad..-
-¿Qué verdad?-
-La verdad acerca de la vida.-
-Vaya, dime por favor.-
-La única verdad, es que la vida, en si misma, no tiene un propósito de ser.-
-No comprendo.-
-Naces, creces, mueres, eso es todo.-
-Entonces, ¿que sentido tiene todo esto?-
-Solo te digo, que la vida, aunque carezca de “sentido”, puede resultar muy interesante si decides seguir con ella.-
-Pero, Yuki, ¿y ella?-
-Que con ella.-
-Lo que siento por ella, quieres decir que es en vano todo el dolor que siento en este momento.-
-No, como te acabo de decir, esto de la vida es interesante, tómalo como un reto.-
-Entonces, la vida si tiene sentido.-
-No, no lo tiene.-
-Si, si lo tiene y ya se cual es.-
-Dímelo, quisiera escucharlo.-
-El propósito de la vida, es ese, vivir, simplemente eso, vivir la vida, llegar hasta el final y decir “te gane vida, llegue hasta aca” ese es el verdadero propósito y sentido de la vida.-
-No comprendo.-
-Es fácil, solamente hay que vivir la vida y disfrutar de los pequeños momentos.-
El joven se alejo del puente, tomo la carta y la hizo pedazos, el viento soplaba llevándoselos, las aves trinaban, el niño corría y los ancianos platicaban en la calle, un joven caminaba lentamente, observando todo lo que captaban sus ojos, sonreía, como si disfrutara el simple hecho de respirar.
Bajo el puente, sobre el agua, yacía un ser extraño, sentado, como pensando, pensando en cosas que quizás no comprendía, o tal vez en cosas sin sentido, de cualquier manera, nunca sabremos en que pensaba ese extraño ser, ni siquiera si en realidad estaba ahí.